domingo, 26 de julio de 2009

Seguridad en vacaciones (Fraudes)

No vamos a entrar en discusiones si afirmamos que el primer fraude con el que vamos a encontrarnos es el bajísimo poder adquisitivo de nuestros ingresos y el elevado precio de casi todos los productos ¿verdad? Aunque hay zonas, y no turísiticas precisamente, en la que bares y restaurantes están hasta los topes, estos días en Madrid hemos vivido el llamamiento de los propios camareros para entrar a comer, solo con pararnos a mirar los menús.

En fin, vamos al tema que nos incumbe.

El tipo delictivo más habitual con el que podemos encontrarnos es el fraude con y contra los medios de pago, especialmente tarjetas de débito y crédito. Aunque las entidades bancarias y de ahorro mantienen una lucha constante y sin cuartel en este campo, el acceso a la tecnología es hoy día tan sencillo, que permite a las mafias adueñarse de los ahorros de cualquier persona. Tened siempre presente que no debéis perder jamás, JAMÁS, contacto visual con vuestras tarjetas, NUNCA. Cuidado si visitáis paises de Europa del este, pues en muchas tiendas en vez de usar el pago electrónico por datáfono, aún utilizan los grabadores manuales de tarjetas de crédito. El truco está en pasar la tarjeta por varios recibos, vosotros firmáis uno y en los otros os falsifican la firma. O sea lo que ha costado 100, acaba costando 300 ó 500. Si regentáis un establecimiento y aceptáis cheques, el porcentaje de que os "cuelen" papel falso, es muy alto.

LAZO LIBANÉS:

Tal vez el hecho delictivo más antiguo, efectivo y rentable para el delincuente habituado a defraudar en cajeros automáticos sea el denominado "Lazo libanés", debe este nombre a sus "inventores" puesto que provenían de este país.
El lazo libanés no es otra cosa que un trozo de cinta (habitualmente de película de video VHS) que se introuce en el lector de tarjetas del cajero automático, no permitiendo a ésta ser leída ni atrapada por la máquina y si puede ser extraída nuevamente para su uso fraudulento.
El "modus operandi" consiste en instalar el lazo libanés y esperar a que llegue el primer usuario del cajero. Tras introducir la tarjeta verá que el cajero no la lee, ni la retorna; por lo que suponemos que se la ha quedado debido a cualquier problema.
En unos poquísimos minutos aparece otro supuesto usuario del cajero automático que está hablando por teléfono móvil, SUPUESTAMENTE, con los servicios centrales de la entidad propietaria del cajero, en muchas ocasiones lleva un folio escrito a mano en el que se indica "NO FUNCIONA".

Como hemos oído con interés parte de la conversación, ya han conseguido captar nuestra atención. En unos instantes nos dice que el cajero le ha retenido la tarjeta a él también y que está al habla con la entidad propietaria. Este supuesto usuario no es otra cosa que el "gancho", porque acaba ofreciéndonos su propio móvil para que expliquemos nuestro problema a la "central de guardia" de la entidad en cuestión.

Quien realmente nos está atendiendo es el cómplice necesario para la consumación del delito. Nos van a hacer todo tipo de "preguntas de seguridad" para cerciorarse de nuestra identidad, entre ellas el número de nuestro DNI, nombre completo, dirección y el PIN de la tarjeta. Al cabo de unos minutos darán por finalizada la conversación, citándole para que pase al día siguiente por la entidad para recuperar físicamente la tarjeta, ya que el cajero debe estar averiado y lo la retorna.

En primer lugar, las tarjetas retenidas por los cajeros van a caer a un cajón y ahí quedan totalmente inertes, la máquina NO las devuelve. Segundo, cuando nos atienda por teléfono algún operador de nuestra entidad bancaria o de ahorro SOLAMENTE con el número de nuestro DNI tiene todos los datos correspondientes a nuestra filiación. No es necesario decir nada más. Y por favor, NUNCA digáis el número secreto de vuestra tarjeta.

Porque el final del operativo del lazo libanés es que al abandonar vosotros el cajero, el "chorizo" y su cómplice extraen la tarjeta tirando del lazo, la introducen en cualquier cajero y os dejan un agujero considerable con los datos que vosotros mismos habéis facilitado por teléfono. Pensad que si vuestra tarjeta tiene un límite de reintegro de 500€, pueden hacer una primera operación antes de las doce de la noche y otra después de esta hora. Si al día siguiente anuláis la tarjeta, "solo" os habrán robado 1.000€, pero si hay un fin de semana por medio o un puente, os pueden dejar secos. Y la entidad bancaria y de ahorro puede lavarse las manos en esta cuestión porque en el contrato de arrendamiento de la tarjeta, se especifica en NO DEBÉIS FACILITAR EL NÚMERO SECRETO A NADIE.

Por tanto. Ante cualquier incidencia: Anulad la tarjeta desde vuestro propio teléfono en las oficinas centrales de vuestra entidad o de Visa España, que son una gente muy "apañá" y competente. No facilitéis NUNCA el número PIN y denunciad siempre el hecho a la policía para que intente detener a los delincuentes.


CLONACIÓN DE TARJETAS DE CRÉDITO Y DÉBITO:

El tipo delictivo de la clonación de tarjetas, podemos asegurar que se ha convertido en un auténtico arte por parte de las mafias. Algunos realizan auténticos trabajos de ingeniería y cuentan con una logística y una infraestructura extraordinariamente efectivas, manteniendo un grupo operativo muy pequeño de entre cuatro a siete miembros, que "trabajan" duro para esquilmar al prójimo y obtienen beneficios má que notables.

La clonación de tarjetas ha evolucionado en cuestión de poquísimos años, a causa del acceso a la tecnología y de la facilidad que existe para duplicar ciertos productos. Veinte años atrás, algunos comprábamos cintas de cassette piratas en El Rastro, hoy casi todos los usuarios de internet graban sus propios CD y DVD de música o video en casa. Lo mismo ocurre con las tarjetas magnéticas. Muchas empresas las utilizan como medio de fichaje, para el control de accesos, para las maquinas de "vending" y miles de otras utilidades.

Un producto de uso masivo debe poseer diversas características como son: un coste razonable, fácil acceso y que en el mercado existan máquinas que les permita procesar ese producto.

Las tarjetas magnéticas pueden adquirirse libre e ilimitadamente y las impresoras que las decoran y graban su banda de datos se encuentran disponibles en varios tipos de modelo, adquiribles en el mercado abierto. Grabar una tarjeta en el mercado es tan fácil como comprar los productos antes relacionados y bajarse de internet el programa necesario, buscando un "credit card generator" en Google, Emule o en los foros de "hackers" y "crackers". Mi querido amigo Ramón, un informático de primer orden, asegura que siguen quedando muchos tontos en internet que se dejan robar, cuando realmente existen medios para minimizar este tipo de software.

Bancos, cajas de ahorro y las empresas especializadas en la seguridad de los medios de pago electrónicos; mantienen eficaces equipos de trabajo que luchan contra este tipo delictivo con todo tipo de medios, pero como en otras situaciones, los delincuentes siempre se hallan dos o tres pasos por delante.

Actualmente, las entidades bancarias están detectando clonaciones y anulando tarjetas antes de que se produzca el hecho fraudulento del uso por duplicidad. También se diseñan los lectores para evitar que se instalen bocas de lectura falsas, pero hasta eso se supera.

No podemos evitar que nos clonen la tarjeta, o las tarjetas; pero si podemos minimizar los riesgos manteniendo un control sobre nuestros reintegros y sobre nuestros pagos, especialmente en época vacacional, aunque es un hecho con el que podemos encontrarnos en cualquier época del año.

La clonación de tarjetas de crédito consiste en: Un grupo organizado instala en un cajero automático u otro medio de pago similar, diversos aparatos que copian (clonan) la banda magnética de nuestra tarjeta, mientras que otra aplicación informática registra en un archivo tipo Worpad (el antinguo txt) el pin asociado y todas las teclas que pulsamos en cada operación. Estos datos se copian (clonan) en otra tarjeta de crédito o débito para su uso fraudulento. Estas tarjetas ya clonadas pueden venderse (frupo bien organizado) o utilizar por el mismo grupo (chapucillas) que actúan en cajeros o en comercios, con la complicidad de los dueños o empleados del mismo. Pero ¡¡¡¡¡ATENCIÓN!!!!! exceptuando a la autoridad y sus agentes, nadie puede exigirnos que nos identifiquemos mediante el DNI, carnet de conducir o pasaporte, NADIE. Los comercios responsables dicen: "Si Usted no se identifica, yo no le cobro y por tanto no le vendo", pero no pueden exigir que nos identifiquemos.

Y aunque cueste creer, hay señoras que utilizan la tarjeta de su marido en grandes centros comerciales para hacer compras desmesuradas y el dependiente procede a efectuar el cobro porque a fin y al cabo, él va a comisión y lo que ocurra después..... le preocupa bien poco, porque a ver quién le niega que la persona se identificó correctamente. Cosa que puede ser cierta, porque la falsificación de DNI en España o la de pasaportes extranjeros es un mercado abierto y de fácil acceso. Os aseguro que recientemente en un establecimiento de la calle Preciados de Madrid, he pagado identificándome con el carnet de la biblioteca de mi pueblo, en el interior de Cataluña y del que no han oído ni hablar en Madrid. Y para colmo, no lleva foto.


Así pues, nada nos salva de la clonación, pero si que podemos evitar los cargos a nuestras cuentas corrientes o de ahorro, si guardamos los recibos y comprobamos los movimientos anómalos; tanto en compras en comercio, como en fechas. Es decir, si en el mes de septiembre ya nos hemos reincorporado a nuestro trabajo y nos llega una factura de 2.000€ de una tienda en Marsella..... algo falla ¿Verdad? Si se ha detectado un cajero clonado, la misma entidad nos anula la tarjeta (eso le ocurrió a este que os escribe) y nos deja con el trasero al viento en el momento de pagar un repostaje de gasoil y luego nos llama o llamamos nosotros, porque el cajero registra nuestros datos.

Pero, de todas formas, conservad los recibos y ante la primera anomalía consultad con vuestra entidad bancaria o de ahorro. No dejéis pasar las fechas y reclamad, porque de no existir reclamación o denuncia, lo que os han robado, lo habréis perdido.

Pensad que los cargos con tarjeta de crédito os pueden llegar hasta en los dos meses posteriores a su utilización, más si tenéis el pago de estas tarjetas fraccionado a plazos.

Y ante cualquier eventualidad, presentar siempre la correspondiente denuncia en la comisaría más próxima. Del mismo modo, aunque es muy difícil notarlo, si detectáis alguna anomalía en el cajero que váis a utilizar, denunciadlo e iros a otro, aunque os cobren comisión.

¡¡¡¡¡Feliz Verano!!!!! Y que Nuestra Señora os guíe y guarde. Si necesitáis ampliación de los datos, consejo o ayuda, podéis enviar vuestros correos a carlismecatala@gmail.com y con mucho gusto os atenderé.

1 comentario:

Ardnas dijo...

Hola, muy interesante tu artículo. Hace poco más de un mes me sustrajeron dinero de cajero, con 1 tarjeta que solicité al banco luego de bloquear la anterior que tenía. No sé cómo supieron mi pin, y sacaron dinero (sospecho que por clonación tal vez). Puse la denuncia, hice la reclamación en el banco, y simplemente me denegaron mi reclamación (eso me comunicaron hoy). Haré un último intento por reclamar, y por orgullo propio me cambiaré de banco, no le daré mi dinero a un banco que no me cree cuando reclamo por mis derechos. Un saludo.