La teoría nos dice que lo mejor es tener instalado en nuestro domicilio habitual un sistema de alarma. Aunque pueda parecer caro, en la actualidad no lo es, habiendo rebajado las empresas del sector las cuotas de instalación y materiales. Pero ¡¡¡¡¡CUIDADO!!!!! No es lo mismo comprar un traje en El Corte Inglés que en un mercadillo. Si queremos algo que ofrezca garantías, hay que rascarse el bolsillo. La inversión debe ser acorde a los bienes que queremos proteger, no podemos instalar una caja fuerte de última generación para custodiar 200€.
La alarma por si sola no sirve de mucho, menos cuando por ley no pueden disponer de avisadores lumínicos o acústicos, aunque alguna veamos por esos lares. Además hay que verificar que la empresa instaladora esté debidamente registrada en el ministerio de interior y homologada para la instalación de alarmas y gestión de las incidencias. La mayoría de empresas del sector, además de instalar, disponen de un servicio de recepción de alarmas y acudas durante las veinticuatro horas del día. Los servicios de acuda consisten en el desplazamiento hasta nuestro domicilio de un vigilante de seguridad que verifica si la incidencia recibida en la central de alarmas es real o no. Ambos servicios se pueden contratar y no resultan excesivamente caros, otra cosa son las condiciones contractuales de la empresa en ese momento.
No os fiéis demasiado de los sistemas de alarma basados en ondas o en transmisión sin cables. A efectos estéticos queda más bonito y presentable, pero pueden ser facilísimamente saboteados, alterados o anulados por cualquier inhibidor de frecuencias del mercado, como el de esta imagen, que se puede adquirir en cualquier tienda del ramo e incluso montarlo en casa mediante un kit desmontable que se comercializa en algunas tiendas especializadas de electrónica. Resulta difícil de creer, pero es así de cierto y real, el mercado abierto ofrece una ilimitada gama de productos que en manos de aquellos que pretenden delinquir, se convierten en máquinas de ganar dinero por medios ilícitos.
La domótica, para controlar sistemas de nuestra casa a distancia, está tremendamente extendida, más de lo que se pudiera creer en un primer momento. No solo es usada por personadas adineradas por motivos de seguridad, sino también por trabajadores normales y corrientes para activar o desactivar procesos en su domicilio (conexión de calefacción, subir ó bajar persianas, encender ó apagar luces, etc.). El uso de la electrónica a través de internet como transmisor de paquetes de datos o de la telefonía móvil para que nuestra casa de señales de vida en nuestra ausencia, es una medida de seguridad extraordinariamente eficaz y rentable, a la vez que asequible para muchísimos bolsillos, incluso para aquellos a los que nos cuesta llegar a final de mes.
Si no disponemos de estos medios, lo más acertado es que alguien de nuestro círculo familiar o de total confianza, pase cada dos ó tres días por nuestra casa para abrir y cerrar ventanas, comprobar que no haya fugas de agua y sobre todo para retirar el correo de nuestros buzones y toda aquella propaganda que nos llega. Aunque a lo largo del año ya deberíamos haber instalado un cartel avisando "NO SE ADMITE PROPAGANDA". Es otra medida eficaz y económica.
Otra opción a la domótica, es instalar diversos temporizadores eléctricos en aparatos de música, lámparas y otros que se considere, de forma y manera que a diferentes intervalos de tiempo, se conecten cada día para dar la sensación que la casa no está vacía. Este tipo de temporizador doméstico se puede encontrar en cualquier gran superficie a un coste de entre 6 y 8€ por unidad.
Recordad que esto no es para alarmaros, sino para contemplar el mayor abanico posible de las casuísticas delictivas estacionales que se dan en verano. En los próximos días hablaremos de la clonación de tarjetas y otros tipos de fraude. Si necesitáis algún consejo o información directa, podéis dirigiros por correo electrónico a carlismecatala@gmail.com
Un saludo.
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