lunes, 9 de julio de 2007

GLORIAS DEL REQUETÉ (2ª PARTE)



Cuando Codo se hallaba cercado, las municiones escasas y las comunicaciones cortadas, era necesario establecer enlace para pedir ayuda y coordinar la defensa, ignorando todavía el alcance y envergadura total del ataque. JAIME BOFILL GASSET se ofrece como voluntario, sale de Codo a pesar del cerco rojo, hacinedo uso de sus armas en varias ocasiones, y al amparo de la noche, atravesando nutridas formaciones enemigas, consigue introducirse en Belchite para cumplir una misión indispensable. La gravedad de la situación y el alcance del ataque enemigo también sobre Belchite, impide cualquier tentativa de auxilio a Codo, y Jaime se incorpora a la defensa heróica de Belchite, hasta caer herido. Solo así, con el cumplimiento heróico de cada cometido, también el de un enlace, la resistencia a toda costa operó el milagro de hacer fracasar la ofensiva roja.

JAIME BOFILL hizo lo que un soldado de Milciades en la batalla de Marathon, donde un pequeño ejército de atenienses derrotaron a un ejército persa diez veces superior, pero observaron que la flota persa se dirigía hacia el oeste. Atenas iba a ser sorprendida. Un soldado, armado como estaba, corrió desde el campo de batalla a Atenas y cayó allí muerto apenas dio la noticia, llegando a tiempo para salvarla. Los atenienses erigieron un templo al corredor Philippides y acordaron celebrar anualmente en su honor, sacrificios y una carrera con antorchas.

La ejemplaridad heróica ha sido siempre ensalzada para ejemplo, beneficio y estímulo de toda colectividad. Roma erigía estatuas públicas a sus mejores ciudadanos, a manera de canonización civil. La Iglesia Católica los exalta en diferentes grados (venerables, beatos y santos). También en el Ejército: la Cruz Laureada Individual de San Fernando es la más alta exaltación de las virtudes militares.

Que este ejemplo, querido Jaime, perviva como un hito familiar que libere a tu descendencia de la corrupción demoledora que, como guerra sucia y solapada, destruyen todos los principios que fueron causa y razón de aquel inmeso sacrificio: la identidad espiritual de nuestra Historia y de nuestra condición de católicos. Y que tu recuerdo sirva de estímulo para que otros sigan tu ejemplo en servicio de España; esta España de la que dice Cambó: el gran político catalán: "Jo no veig la manera de donar un gran ideal a Catalunya un cop s'haguès comés el pecat contra natura de separar-la de la comunitat hispánica". Esa España de la que un vasco ilustre, Don Miguel de Unamuno dijo: "España se salvará, España no puede morir. España, mía, mía, mía, mía, mía ...". Esa España, en fin, de la que dijo el que fue presidente del gobierno español en el exilio durante muchos años, Don Claudio Sánchez Albornoz: "He aquí una misión quijotesca de España, luchar por la unidad de Europa. Antaño se dio por la unidad católica del mundo. No haría sino prolongar una tradición" y "acaso pueda llegarse a la unidad de una Europa liberada y vuelta al culto del Espíritu y de Dios".

Y para terminar, querido Jaime, con el corazón suplicante como en nuestras súplicas de guerra - ¿Te acuerdas? -, y a manera de oración, voy a repetir la poesía de un poeta nicaragüense, con sangre hispana y sangre india, formado en el surco de Rubén Darío, y vibrante de nuestros más altos ideales:


¡Ay! Virgencita que luces

ojos de dulces miradas

pues viste venir espadas

que dieron paso a las cruces

¡Mira tus tierras amadas.....!

Y si hoy arrancan las cruces
¡brillen de nuevo las luces

del filo de las espadass!


Que sea empero espadas de caridad y amor que puedan fundir de nuevo la unidad de España en un gran ideal cristiano y ecuménico.
Tomado de "Glorias del Requeté", editorial Sancho el Fuerte. Dedicado a la memoria del Requeté Laureado don Jaume Bofill i Gasset, del Laureado Tercio de Requetés de la Mare de Déu de Montserrat.

No hay comentarios: