Recuerdo mi primera de criminología cuando tras la larga presentación, el catedrático nos dice rotundo: "La base de absolutamente todos los delitos, es la codicia". Con el tiempo y la formación recibida, eso es inapelable.
La codicia, entendida como acumulación constante e irrefrenable de obtener dinero de manera ilícita mediante el robo continuado al erario público, es la cuestión que nos centra en este momento. Lord Acton acuñó la frase: "El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente", no podía estar más acertado el británico. Eso nos ha ocurrido en España, hemos generado una corrupción desmesurada que se inició en lo político y ha continuado en lo económico.


Por motivos de mi profesión, siempre me he movido cerca de quienes han manejado los hilos del poder de una u otra forma. Les adelanto que mi hipoteca la pagué trabajando sin horario de finalización y que perdí parte de la infancia de mi hijo para que no faltara de nada en casa, soy un currante y solo he recibido ingresos de mi nómina. Pero la realidad es que estuve muchos años cerca de los círculos de decisión políticos y económicos.
A mediados de los años 90 del siglo XX, resultaba "normal" escuchar como a la esposa del conseller Macià Alavedra, la "pintora" Doris Malfeito, le compraban sus cuadros en todas las consejerías y ayuntamientos importantes gobernados por Convergència a precios realmente escandalosos. Y todos tan contentos porque todo quedaba en casa. Como "normal" era que la empresa de jardinería propiedad de Marta Ferrusola, ganaba todos los concursos de empresas públicas y privadas para el mantenimiento de parques, jardines y complementos; estando sus precios por encima de lo licitado. Marta Ferrusola acostumbraba a contratar a personas con discapacidades físicas e intelectuales, para obtener subvenciones notables, lo que conllevaba a que para cierto tipo de trabajos más especializados, utilizaba personal extra y lo repercutía en la factura del cliente. ¿Se puede ser más rastrero alardeando de dar trabajo a personas discapacitadas, pero con la base real de obtener dinero a su costa y enriquecerse con trampas solo por ser esposa del presidente de la Generalitat? No podíamos esperar nada bueno de la Ferrusola, individua que por otro lado también organizaba las relaciones públicas de Jordi Pujol y hacía de puente para facilitar entrevistas entre su marido y quien quisiera verlo en privado.
En la Barcelona de los 80 tardíos también aterrizó un enviado por el gobierno español que tenía como misión liquidar la charlotada terrorista llamada Terra Lliure, ni piensen ustedes por un momento que fue cosa de los políticos, ellos solamente se llevaron el mérito y por supuesto, el dinero. Este agente del CESID organiza su propia infraestructura de inteligencia y acaba trabajando para uno de los mayores y más desconocidos conspiradores de las últimas décadas, el conde de Godó. Son los años de las corruptelas con los medios de prensa, y con todo lo que fuera posible. Los años de continuos vaivenes económicos con Mario Conde, Javier de la Rosa y Manuel de Prado; íntimo amigo de Juan Carlos de Borbón. Hay por mi biblioteca un libro muy interesantes, en formato de novela, sobre estos años escrito por Fernando Rueda y en el que se detallan muchos hechos. El conde de Godó recababa información de todo y de todos, sin saber que ese agente del CESID llamado Mikel Lejarza Eguía, nunca había dejado de trabajar para "La Casa" y que toda su organización no era más que una pantalla.
En los 80/90, Mikel Lejarza ya había descubierto la fortuna oculta de la familia Pujol Ferrusola en Suiza y Andorra, informando al gobierno de Felipe González que se limitó a dar el "enterado" por respuesta sin hacer absolutamente nada. Las fiestas y alardes públicos de los hijos de Jordi Pujol, la ostentación y el lujo también se pusieron en conocimiento de las autoridades de la Nación que miraron hacia otro lado.
Más de lo mismo con Aznar. Hasta que punto estamos ciegos que los llamados "grandes partidos nacionales" son incapaces de entenderse para dar a la Nación un proyecto de viabilidad y estabilidad; porque siempre han primado sus egoístas objetivos de partido por encima del bien general de los españoles. González, Aznar, Zapatero y Rajoy se han lanzado a los brazos de los secesionistas con la billetera por delante, enriqueciendo a una clase política multimillonaria y quitando a la sociedad prestaciones hospitalarias, académicas o algo tan urgente y necesario como la erradicación de la pobreza.



Hay quien en caricaturas gráficas que circulan por internet, han mezclado el famoso 3% a los Pujol, cosa que ha costado numerosos disgustos al mundo separatista y notables erosiones. Pero se equivocan y es necesario aclarar y separar "contablemente" estos dos conceptos. El 3 o 4% es el dinero robado en múltiples fraudes para el mantenimiento de CiU y sus cuadros de mando. El latrocinio colectivo de la "organización criminal" descrita por la UDEF, es para el enriquecimiento ilícito de la famiglia Pujol Ferrusola.
Enriquecimiento en el que hay ramificaciones con el banco de Santander por la compra de 1.152 oficinas de esta entidad financiera, con el quebrado grupo PRISA y vaya usted a saber con cuantos ladrones más.

Desgraciadamente no habrá en España una iniciativa legal para poner fin a toda esta podredumbre en la que se hallan envueltos desde Juan Carlos de Borbón con Corinna, su hija Cristina e Iñaki Urdangarín, pasando por Bárcenas, Cháves, Griñán, Ignacio González y ...
Nos hemos acostumbrado a mamar impunemente de la teta del estado, es decir, del bolsillo de los españoles que a diario nos levantamos para con nuestro esfuerzo poder sacar adelante a nuestras familias. De quienes pasamos horas y horas fuera de casa para que nuestros hijos reciban una formación adecuada, tengan una asistencia médica digna y puedan hacer frente a los retos, mejor de como lo hicimos nosotros. Gran parte de nuestro esfuerzo es robado sin sonrojo alguno por toda esta panda de sinvergüenzas, con nuestro consentimiento, nuestro voto y un encogimiento de hombros, porque al fin y al cabo "si no me roba uno, me robará otro".
Lo he dicho en múltiples ocasiones, mientras no cumplamos las leyes, mientras no nos tomemos en serio el cumplimiento de las penas y mientras no dispongamos de un ordenamiento jurídico eficaz... jamás llegaremos a ser nada; porque no olvidemos que por más implicados que haya en las tramas defraudadoras, la corrupción solo es una, la que se hace del dinero público, de nuestro dinero.
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