lunes, 28 de noviembre de 2011

ASÍ FUNCIONABAN LAS CHEKAS

    ASÍ FUNCIONABAN LAS CHEKAS.


    Tomado de ÍNTERECONOMÍA.

    Testimonio de Manuel Rascón Ramírez, considerado "el personaje más siniestro de esta Cheka oficial".

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    Este testimonio sirve para completar lo dicho sobre por qué el Gobierno Giral autorizaba las matanzas.

    Básicamente Manuel Rascón Ramírez matiza lo dicho por Manuel Muñoz Martínez, Director General de Seguridad, acerca de que él no sabía que en el Comité de Investigación Pública creado el 4 de agosto de 1936 (Checa de Bellas Artes, más tarde trasladada a Fomento, 9) se matara a gente. En la Causa General se presentó a Muñoz el testimonio de Rascón: "que afirma que ni por parte de Galarza ni por parte de Muñoz, se trató de impedir las ejecuciones de detenidos realizadas por el Comité de Investigación Pública, no obstante el perfecto conocimiento que ambos tenían de estos hechos, que existía intercambio de detenidos entre la Dirección de Seguridad y el Comité de Fomento, y que la Secretaría Técnica de la Dirección de Seguridad, en que la escuadrilla del Amanecer radicaba, tramitaba las falsas órdenes de libertad, para que los presos fuesen entregados a los Agentes de la Checa de Fomento, y asesinados, responde negando terminantemente haber tenido conocimiento de tales hechos, que de ningún modo hubiese aprobado, y que si ocurrieron sería porque el Secretario Técnico, habría abusado de su confianza sometiendo a su firma tales resoluciones, entre el sin número de documentos que diariamente se firmaba". El secretario técnico era José Raúl Bellido, del mismo partido que Muñoz, Izquierda Republicana (el de Azaña).

    El testimonio de Rascón en el legajo 1530, expediente 4, de la Causa General, es amplísimo (el folio 95 del expediente es el que reproduzco arriba, donde se dice que Rascón era "el personaje más siniestro de esta Cheka", en el folio 114 se apunta incluso: "“puede considerársele terminantemente como el más repulsivo y siniestro de los componentes del mismo [Comité] y tal vez de toda la zona roja"), puede verse en esta carpeta, desde la página 121 a la 147. Haría falta ser psicólogo penal para opinar sobre las causas de tal verborrea: hasta qué punto intenta con ella salvarse, dando a entender que es un testigo demasiado valioso como para eliminarlo, y que tiene mucho que contar (lo cual era cierto y queda evidenciado), o si consciente de que de todos los modos lo van a liquidar, quiere dejar para la posteridad, no se sabe si la verdad, o un testimonio de su genialidad... Algo de ambas cosas y de alguna más habrá...

    Quizá incluso arrepentimiento o intento de disquisición filosófica con su alegato inicial acerca de que, de haber conocido la Falange bien, los anarquistas no la habrían combatido... Curioso que algo de eso hubiera también en el testimonio de Muñoz, que alegaba haber conocido a José Antonio Primo de Rivera y haber quedado para que le explicara detenidamente su movimiento...

     ¡La guerra cortó tantas cosas!

    Lo esencial del testimonio ahí queda: los jefes de seguridad sabían lo que hacian sus agentes, y estos no eran unos incontrolados, sino agentes de la autoridad. Muñoz, Azaña y compañía podrán alegar que no encontraron otros personajes en que apoyarse más que estos criminales. Se les podrá responder que fue así porque se negaron a colaborar con la gente honrada... Muñoz mismo explica que creó la Checa porque los jefes de la Guardia Civil -según el chivatazo de uno de ellos- querían pasarse a los sublevados. El hecho es que se apoyaron en estos criminales, y que los criminales, cuando se les avala con autoridad, siguen haciendo lo mismo que hacían: solo que ahora la autoridad se hace corresponsable de ellos. Al "yo no sabía" que alegan se les puede responder como a los que decían no saber del Holocausto nazi: debías saber... El problema es que de estos tenemos certeza de que sabían.

    El remate del disparate de la Memoria Histórica es que en la Lista de Sinde (Memorial de víctimas a las que hay que honrar "para siempre") están tanto Muñoz (al menos por triplicado: uno, dos y tres), como Rascón, ¡sus víctimas no están, pero ellos cuentan por varios héroes de los derechos humanos!

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