
Aparisi y Guijarro, en “El Rey de España”.
Cuando partiste a la guerra
desconsolada quedé,
rogando a la Virgen Santa
que a mí te torne bien.
Mas, no pido que del triunfo
ciñas glorioso laurel,
si no ha de dar la victoria
nuevo lustre a nuestra FE.
S. M. Doña Margarita de Borbón Parma, fragmento de una carta a su augusto esposo, Carlos VII, en los días de la tercera guerra carlista.
El primer Magistrado, ese bizarro general, ese católico ferviente, ese rey de veras ni puede ser otro que el augusto desterrado de Venecia, el señor Duque de Madrid.
Manuel Polo y Peyrolón, “Biblioteca Popular Carlista”, tomo V, página 6.
Mañana abandonaré el palacio de Loredán. Marcho penetrado una vez más de esta verdad: de que don Carlos es como sus abuelos, EL REY DE LOS CABALLEROS Y EL CABALLERO DE LOS REYES.
El príncipe de Valori, “Los dos Reyes”. Enero de 1888.
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