sábado, 24 de enero de 2009

ARGENTINA

Hablábamos muy por encima en nuestra Reflexión nº 20 sobre la situación social en la otrora "semitranquila" Argentina. Ahora en la prensa podemos leer el siguiente artículo, editado hoy.
La pujante 'industria' del secuestro en Argentina

Leonardo Bergara, en una imagen de archivo.
Un comerciante estuvo secuestrado 33 días y este sábado lo liberaron
Hay dos policias detenidos y tres policías prófugos por el secuestro
El alcalde de Buenos Aires y su hermana también estuvieron retenidos
Juan Ignacio Irigaray Buenos Aires
Actualizado sábado 24/01/2009 16:31 horas

Los secuestros con extorsión y 'express' gozan de buena salud en Argentina. El comerciante bonaerense Leonardo Bergara, que pasó los últimos 33 días secuestrado, ha sido liberado este sábado, sano y salvo, después de que la familia pagara un rescate equivalente a 150.000 euros y joyas de alto valor. La llamada de un vecino al teléfono de alertas policiales 911 avisó que la víctima, de 37 años, propietario de un comercio mayorista de electrónica, se encontraba dentro de una casa en construcción del barrio bonaerense El Pato, una zona muy poblada del partido de Berazategui, al sur del cinturón urbano de Buenos Aires.

Los detectives registró la casa y encontraron a Bergara encadenado, maniatado y con los ojos vendados. Según informó el canal de televisión C5N, la vivienda está deshabitada, pertenece a un alto oficial de la Policía bonaerense, y los secuestradores habrían dejado allí al rehén durante la madrugada.

A Bergara lo habían capturado el pasado 22 de diciembre cuatro hombres vestidos de policías y fuertemente armados. Los delincuentes interceptaron el vehículo 4x4 cuando salía de su casa y se llevaron al empresario junto a su esposa, que poco después terminó liberada.

Después hubo una llamada anónima al teléfono móvil del hermano de la víctima, Guillermo, exigiendo un millón de dólares de rescate. Pero como la familia no podría reunir esa suma, en sucesivas comunicaciones los secuestradores fueron bajando sus pretensiones monetarias.
Cinematográfico pago de rescate
La operación de pago del rescate fue cinematográfica. Los secuestradores obligaron a Guillermo Bergara a comprar dos teléfonos móviles nuevos para eludir las escuchas policiales. Y lo guiaron por esos aparatos hasta una playa desierta cercana a Pinamar, 360 kms al sur de Buenos Aires, donde ahora disfrutan de vacaciones muchos funcionarios, políticos y empresarios.

Allí habían dejado a posta un cuatriciclo, único vehículo capz de adentrarse en las dunas de la zona. El pagador se montó a la moto y en medio de la nada de arena encontró una baliza encendida. Exactamente allí, a las cuatro de la madrugada del viernes, tuvo que dejar el bolso con el botín antes de marcharse desandando el camino que había hecho para llegar.

Por este caso permanecen detenidos desde hace una semana dos oficiales de la Policía bonaerense: el capitán Víctor Vega y el teniente Diego Maximiliano Costa, sospechosos porque las escuchas detectaron que ambos recibieron llamadas desde el teléfono que usaban los secuestradores. Además, otros tres policías están prófugos.

Menor que en Colombia y México

Aunque el índice de secuestros con extorsión y 'express' aún no iguala la cifra de esa modalidad delictiva registrada en Colombia y México, se trata de una 'industria' que no decae en Argentina desde la refundación de la democracia, en 1983. Incluso hubo bandas de secuestradores dirigidas por comisarios de la Policía Federal.

Entre muchos otros hechos, en 1991, el actual alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, poderoso empresario y ex presidente del club de fútbol Boca Juniors, pasó 16 días secuestrado en manos de una banda de policías secuestradores. Su padre, Franco Macri, debió pagar seis millones de dólares de rescate.

Florencia Macri, hija de Franco y hermana de Mauricio, también estuvo secuestrada. La capturaron el 29 de abril de 2003 y fue liberada una semana más tarde, luego del pago de 750.000 dólares.

En 2002, Cristian Riquelme, hermano del futbolista Juan Román Riquelme, que jugó en el club español Villarreal, estuvo 30 horas en poder de una banda de delincuentes que lo privó de la libertad. El mediocampista tuvo que desembolsar 160.000 dólares a cambio de la libertad de su hermano.

Otros secuestros tuvieron ingredientes 'negros'. A la empresaria Mirta Fernández y el joven Pablo Belluscio les amputaron dedos para entregarlos a las familias como pruebas de vida. Tuvieron suerte, igualmente, porque terminaron libres. En cambio, por Cristian Schaerer su familia pagó 273 mil dólares en 2003 y pese a ello nunca más apareció y nadie sabe nada de él.

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