domingo, 13 de julio de 2008

F. J. Fernández de la Cigoña

Semanas atrás, en el foro "Debate Carlista", hubo un intercambio de opiniones sobre la figura de don Francisco José Fernánez de la Cigoña. Nuestro siempre eficacísimo servicio de documentación, halló el presente escrito que a continuación les transcribimos. Y si lo creen adecuado, se puede continuar el debate en http://www.network54.com/Forum/565494/
Un saludo.


Rúbrica de Hispanidad


LA TRADICIÓN HOY
Por Francisco José Fernández de la Cigoña


Ser tradicionalista es ciertamente un afán político Pero es mucho más que eso. Es también, y sobre todo, una filosofía un modo de entender la vida y la sociedad, un en­tretejido de fidelidades creencias valores y sentimientos que hacen al ser Humano no más hombre sino sencillamente hombre criatura racional, hijo de Dios y heredero del cielo.

Ninguna de las otras militancias pocas atiende a esta concepción del hombre Evidentemente, y solo se requiere prueba alguna de ello, las ideologías totalitarias y mate­rialistas: Comunismo, nazismo, socialismo ignoran el carácter trascendente del ser humano y lo combaten con encarnizada saña.

Las concepciones liberales también se desentienden de esta alta cualidad del hombre en lo que a la política se refiere considerándola solamente como asunto particular, del individuo y sin repercusiones en la vida pública. Esta actitud, que en principio y á espíritus poco avisados podría parecerles respetuosa y aceptable es, a la postre, también abiertamente antirreligiosa. Porque la neutralidad es imposible y la política afecta directamente a la concepción católica de la sociedad. Leyes abortistas divorcistas, limitadoras de los derechos de los padres a la educación de los hijos son demostrativas de lo que decimos.

Y, dentro de estas concepciones, apellidos engañosos como un cristiano que se pospone a partidos denominados demócratas son puro electoralismo que nada o casi nada lle­va dentro Una absoluta secularización confesada paladinamente por sus propios dirigentes, hace vanos los cristianismos de los nombres que no son más que una vaga referencia a principios de inspiración cristiana que las mas de las veces nada inspiran.




Quedan por último, en el amplio abanico de los partidos al uso, los que se denominan conservadores. Que en nuestra patria son una perpetua tensión entre el liberalismo que les inspira es mayor o menor grado y la conservación de valores religiosos y morales e­senciales a nuestro pueblo y a nuestra historia El miedo a ser tachados de poco liberales les hace ceder es la defensa de aquellos valores, y la defensa de los mismos hace que llue­van sobre ellos acusaciones de escaso liberalismo Una vez más, qué difícil es servir a dos señores.

El tradicionalismo no es el último extremo de ese arco de partidos que hemos señalado de peores a menos malos. Es otra concepción de la vida y de la política basada en la firme creencia de que el hombre debe cumplir la voluntad de Dios pues ese es el único modo de conseguir, en lo que cabe en este mundo, una sociedad justa y pacífica, en la que valga la pena vivir.

No se trata de una teocracia, del gobierno por la Iglesia de las realidades temporales. Nada más ajeno a la idea tradicionalista. Es usa referencia a Dios y a sus mandamientos en el vivir político en usa patria que se rige no por la voluntad del gobernante sino por la interrelación de infinitas tas fuerzas sociales que participan en el poder y lo li­mitan bajo usa autoridad superior sobre la que pesa la sentencia isidoriana del rex eris si recte facies.

Resumido es el Dios Patria, Fueros, Rey. Desarrollado, todo un tratado de de­recho político que parece ser el único del que no se quiere probar su eficacia social.

Y así nos va.


"LOS TRES TOTALITARISMOS, TECNOCRÁTICO, SEXUAL O REVOLUCIONARIO, SON LAS TRES VERSIONES DE LO QUE DESDE EL ILUMINISMO DIECIOCHESCO SE LLAMA PROGRESO, AL CUAL TODO SE HA SACRIFICA DO HASTA LLEGAR A LA ACTUAL SITUACION DE LA NUEVA BARBARIE" (Bernard H. Levy).

El autor de la "Rubrica" de hoy, Francisco José Fernández de la Cigoña, Abogado y Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Madrid, es sobradamente conocido como excelente conferenciante en las tribunas serias de Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Toledo, Bilbao, San Sebastián, Segovia, Granada, Valladolid, Pamplona y otras ciudades y pue­blos de España, así como publicista en revistas y periódicos tales como los argentinos "Roma', "Verbo" y "La Tradición”; el mejicano "La Hoja de Combate”, el portugués "Actividades Nacionais; y los españoles: "Razón Española”, "El Pensamiento Navarro”, "¿Qué Pasa?”, "Iglesia-Mundo”, "Roca Viva”, "Siempre p'adelante”, "ABC”, "El Alcázar”, etc.

Es uno de los más perspicaces y jóvenes pensadores sobre temas de la historia contemporánea, eclesial y del episcópologio hispano, dotado de una finísima capacidad de investigador, como lo demuestran, por ejemplo, su obra "Jovellanos: Ideología y actitudes religiosas, políticas y económicas" (Oviedo, 1983) o los numerosos trabajos sobre el Pensamiento Tradi­cional Español, publicados en la revista "Verbo” y que deben ser completados y editados en una amplia monografía. Recordamos la serie de documentados artículos sobre cada uno de los obispos progresistas de la España de la transición, en "Fuerza Nueva”, donde con un espíritu cortés pero enérgico, defendió mitras y báculos con argumentos tan dignos y ortodoxos como hubiéramos querido ver en sus detentadores. En esta linea de contundente polemista recordaremos, para terminar, el desenmascara­miento de las falacias historiográficas del santón de la falsa historia española y Catedrático de Historia de la Universidad de Bilbao, don Manuel Tuñón de Lara, publicado en el n° 147 de "Verbo” bajo el titulo "Así se escribe la Historia".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aprovecho la mención que se hace de Francisco José Fernández de la Cigoña para aportar que se trata de un amigo de los de verdad para los carlistas desde hace mucho tiempo. Lo conocí en las reuniones de los Amigos de la Ciudad Católica. Colaboró en el boletín del Círculo Cultural Aparisi y Guijarro y disertó con gran éxito en su tribuna de conferenciantes.
Paco Pepe no ha pretendido nunca sentar cátedra de carlista: no ha llegado a militar en ninguna de las organizaciones políticas que se han postulado como representativas del Tradicionalismo Carlista, y no se reconoce íntegramente como correligionario nuestro en el empeño legitimista y consiguiente lealtad dinástica, pero su trabajo de investigación y divulgación , su apostolado político, su talante, le han hecho coincidir con los carlistas en el terreno de las ideas y de la acción.
Y como amigo de años buenos y malos no tiene precio.