domingo, 4 de noviembre de 2007

¡¡¡¡¡ SIEMPRE CARLISTA !!!!!



¡SIEMPRE CARLISTA!

Cuando era niño
ya me decía
llena de júbilo
mi madrecita:

-Para ser bueno
¿Sabes que obliga,
hijo del alma?
Pues ¡Ser Carlista!
¿Seráslo, hijito?
Dí que si, vida.....
¿Nada contestas.....?
¡Es que lo afirmas!

Si así lo hicieses,
Dios te bendiga.
Mira, es la causa
más noble y digna;
la que hizo a España
grande y temida

¡Dichosos tiempos
de la era antigua,
en que imperaban
nuestras doctrinas
y era la Patria
creyente y rica;
cuando de hinojos
todos caían
ante la Enseña
gloriosa e invicta
de la Cruz Santa .....!


Madre, no sigas.
Yo seré siempre,
siempre Carlista.


Vino la guerra.....
¡Guerra precisa!
Las ambiciones
de los de arriba
dieron origen
a las desdichas
que sobre España
sobrevenían.
La Iglesia Santa
fue perseguida
con refinada,
cruel malicia.
La bancarrota
se vino encima.
Las asonadas,
las sarracinas,
los despilfarros,
las injusticias,
las filtraciones,
las felonía;
cuanto de malo
Satán combina,
todo ello estaba
de orden del día.
¿Qué hacer entonces?
Cosa es sabida:
lo que mi madre
me dijo un día:
"Para ser bueno,
prenda querida,
no hay más remedio,
que ser carlista....."



Cesó la guerra,
como terminan
todas las luchas
nobles y dignas
cuando al que manda
solo domina
la ambición torpe,
ciega avaricia.
La Causa santa
no fue vencida;
fue traicionada
por la pandilla
de vividores
que en todo anida.
Por engañosa,
por libertina
fue solo el fruto
de aquella inicua
trama pactada
por gente indigna;
porque nos trajo
entre otras ruinas,
duelos en África
y en las Antillas.....
¡Ay de ti, España!
Si no exterminas
pronto a esos..... seres
que te mancillan;
será tu suerte
triste, tristísima.....
Mas, si levantas
tu frente altiva;
si despertando
tus energías,
ahogar consigues
al que te humilla,
aún feliz puedes
ser, Patria mía.
Mas, para serlo
¿sabes que obliga?
Lo que mi madre
díjome un día.....
"¡No hay más remedio
que ser..... CARLISTA!"



Extraído del libro "Catecismo Tradicionalista. Manual de las Juventudes Carlistas Españolas en el centenario del Tradicionalismo". Editado en 1994 y que me fue regalado por mi muy querido amigo Javier. Las ilustraciones corresponden, como no podía ser de otro modo, al genial pintor don Augusto Ferrer Dalmau.

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