La edad no cuenta
- Hola majos -decía el señor Obispo a os mocitos de trece años que capitaneaban un batallón infantil- A lo mejor seríais capaces de ir a la guerra.
Se miraron los dos "napoleones", entristecidos como quienes juntos han perdido una batalla, y respondieron:
- Ya hemos ido, señor, pero nuestras madres ¡Qué leñe! nos cogieron y .....
16 años tiene el mozo.
El 19 de diciembre de 1936 visitaba Plasencia de las Armas que era avanzada de nuestras líneas en Guipúzcoa por la carretera de Vergara a Málzaga y Eibar. En el puente charlábamos con el jefe del Tercio de Montejurra; el entonces comandante Don Julio Pérez Salas y con algunos oficiales de dicho Tercio. Pasaban y repasaban muchos requetés y entre ellos apareció uno que por su estatura y edad parecía un "pelayo".
- ¿Quieres volverte a tu pueblo con estos señores? - le dijo el comandante.
- No señor, no -replicó el mocito con su deje franco y ribero.
- ¿De dónde eres? -le pregunté.
- De Arguedas.
- ¿Y cómo te llamas?
- Ramón Mayo.
-¿Y cuántos años tienes?
- 16.
- Y fué el tercero que entró en San Marcial - me dijo el comandante.
Dieciséis años y llevaba ya cinco meses luchando, o sea, desde que empezó la guerra.
¡Viva España!
En los primeros días de octubre de 1936 fue traído a San Martín de Unx el cadáver del requeté Rufino Valencia y los padres se abrazaron al ataúd gritando repetidamente: ¡Viva España! ante la emoción del vecindario que veía que daban por bien empleada la vida del hijo, si con su muerte vivía España.
Del libro: NAVARRA EN LA CRUZADA de Don Francisco López Sanz.
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